En un tranquilo estanque, los koi nadan tranquilamente, con sus brillantes colores como arco iris en el agua, proporcionando una alegría infinita al espectador. Sin embargo, cuando de repente estas hermosas criaturas empiezan a hacer flotar sus cabezas, con la boca abriéndose y cerrándose como si lucharan por respirar, la escena no puede evitar que a uno se le encrespe el corazón, como si hubiera oído sus silenciosos gritos de auxilio. Detrás del comportamiento aparentemente simple de las carpas koi, hay razones complejas y variadas.
En primer lugar, las cabezas flotantes suelen ser un reflejo directo del deterioro de la calidad del agua.
En primavera, la concentración de oxígeno disuelto en el agua disminuye silenciosamente a medida que la temperatura del agua aumenta bruscamente. La relación entre la temperatura del agua y el oxígeno disuelto es como la que existe entre los helados de verano y los antojos de la gente; cuanto más alta es la temperatura, más difícil es satisfacer los antojos. Además, cuando el agua se enturbia por sobrealimentación, lluvia ácida o muerte súbita de algas, las bacterias filtradoras que purifican el agua se multiplican y consumen el valioso oxígeno. En ese momento, los koi empiezan a luchar por respirar, y hacer flotar sus cabezas se convierte en su protesta silenciosa. Esta escena nos hace reflexionar sobre si les estamos dando un entorno vital suficientemente limpio.
Peor aún, cuando se produce una superpoblación o fallos de filtración, las bajas concentraciones crónicas de oxígeno disuelto pueden provocar un aumento de las concentraciones de nitrito. El nitrito, el asesino silencioso, erosiona silenciosamente la salud de los koi. Entra en el torrente sanguíneo de los peces, decolora las branquias y, al igual que la intoxicación por monóxido de carbono en los seres humanos, pone a los koi en una situación potencialmente mortal. En ese momento, sustituir el agua por otra nueva y limpiar el estanque y los tanques filtrantes se convierte en la única esperanza para salvar sus vidas.
Además de la falta de oxígeno, la enfermedad de las branquias es uno de los culpables de que los koi floten.
Cuando las branquias son atacadas por parásitos o gérmenes, segregan mucosidad para autoprotegerse, pero esta espesa capa de mucosidad se convierte en un obstáculo para respirar. Los koi enfermos con branquias de color chocolate flotan solos en la superficie del agua, como si contaran la fragilidad e impotencia de la vida. Ante semejante escena, ¿cómo no sentir compasión y tratarlos cuanto antes para que recuperen la salud?
La anemia, un término aparentemente ajeno a los peces, es otra de las principales causas de la flotación de los koi. Los glóbulos rojos, esos diminutos portadores de vida, son los responsables de que el oxígeno entre en las células y el dióxido de carbono salga por las branquias. Sin embargo, cuando el órgano que forma la sangre, los riñones, está dañado, el número de glóbulos rojos disminuye y los koi quedan en un estado de falta de oxígeno. La invasión bacteriana y el mal estado pueden convertirse en una carga para los riñones, lo que a su vez afecta a la función hematopoyética. Las branquias de los koi anémicos son de color rosa pálido y respiran con dificultad en el agua, como si contaran la historia de la resistencia y la indomabilidad de la vida.
Y la sal, un condimento aparentemente ordinario, se ha convertido en un remedio milagroso contra la anemia. Mediante la inmersión en sal, se ajusta la concentración de sal en el pescado para reducir la carga de los riñones y restablecer así la función hematopoyética. Este método no sólo refleja la sabiduría y el respeto de los seres humanos por la naturaleza, sino que también nos hace comprender profundamente que merece la pena cuidar y apreciar cada vida.
Detrás del fenómeno aparentemente sencillo de las cabezas flotantes de los koi se esconde el misterio de la vida y las leyes de la naturaleza. Nos recuerda que debemos prestar siempre atención a los cambios en la calidad del agua, prevenir enfermedades y respetar la existencia de toda vida. Si cuidamos de estos duendes del agua, ellos nos devolverán nuestros cuidados con gestos más coloridos y alegres. Trabajemos juntos para construir un mundo acuático armonioso y simbiótico en el que los koi puedan respirar libremente y crecer felices en aguas transparentes.